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¿Qué es el suelo pélvico?
El suelo pélvico es el conjunto de músculos y estructuras que cierran la parte inferior de la pelvis y que tiene como función principal sostener los órganos y vísceras (rodea las vísceras y hace que se mantengan a una altura adecuada, evitando que desciendan).
FUNCIONES:
FUNCIÓN DE CONTINENCIA: se encarga de un correcto vaciado de los esfínteres cuando deseamos hacerlo y de igual forma se encarga de mantener los esfínteres cerrados cuando no deseamos ni miccionar ni defecar.
FUNCIÓN SEXUAL: la musculatura del suelo pélvico es la que proporciona el tono en la pared de la vagina y la que realiza las contracciones en los orgasmos, por tanto, un mal funcionamiento de esta estructura puede provocar insensibilidad, dolor en las relaciones (dispareunia) o ausencia de orgasmos. En el hombre puede causar disfunción eréctil.
FUNCIÓN REPRODUCTIVA: se pone de manifiesto durante el embarazo y el parto: tiene que sostener el peso del bebé, de la placenta y el aumento de volumen que se da durante los nueve meses de embarazo.
FUNCIÓN DE SOSTÉN: mantiene las vísceras en una altura adecuada evitando que desciendan (prolapsos).
El suelo pélvico no trabaja de manera aislada. tiene una importante relación con la columna lumbar. Funciona en equipo con la musculatura abdominal, en concreto con el transverso del abdomen (que es la capa abdominal más profunda) por eso es muy importante mantenerlo tonificado. Asimismo tiene una relación muy importante con el diafragma (un mal funcionamiento o excesiva tensión puede provocar problemas de suelo pélvico).
¿En qué situaciones puede sufrir el suelo pélvico?
El suelo pélvico puede verse afectado por diversos factores o situaciones:
Todas aquellas situaciones que generen mucha presión en el suelo pélvico, como pueden ser el estreñimiento crónico, la tos crónica o las alergias (sonarse la nariz también genera mucha presión en el suelo pélvico).
El embarazo y el parto generan muchos cambios corporales que pueden debilitar la musculatura pélvica. Durante el embarazo existe un aumento de peso debido al crecimiento del bebé, al líquido amniótico y la placenta. El suelo pélvico sufre una gran presión y si está debilitado, no podrá ejercer su función, provocando incontinencia urinaria o prolapso de órganos. El parto en sí también puede hacer sufrir a la musculatura del suelo pélvico y más aún si es un parto instrumentalizado (fórceps, ventosas). Durante el posparto se tiene que ir controlando que la diástasis abdominal (separación del recto abdominal que ocurre durante el embarazo para poder dar espacio al útero y al bebé) se vaya cerrando porque puede repercutir en el suelo pélvico, favoreciendo la aparición de incontinencia urinaria u otros problemas relacionados con esta musculatura.
Durante la menopausia, con el cambio hormonal que supone esta etapa, también puede verse afectado el suelo pélvico.
Los deportes de alto impacto (runnig, algunos ejercicios de CrossFit, padel, tenis) y los ejercicios hiperpresivos (levantar pesas, abdominales) generan una gran presión en la musculatura del suelo pélvico puediendo provocar hernias o incontinencia urinaria.
La vida sedentaria, las malas posturas, el sobrepeso y la obesidad, también son factores de riesgo que pueden provocar problemas de suelo pélvico. Un exceso de peso ejerce mucha presión en la musculatura pélvica, debilitándolo. Y permanecer muchas horas sentada también lo puede dañar.
La ropa muy ajustada, como tejanos muy estrechos, fajas o corsés, si se lleva habitualmente afectará a la faja abdominal. Si la musculatura abdominal se ve afectada, el suelo pélvico también, porque están íntimamente relacionados.
Cargar, empujar o levantar pesos de forma continuada ejerce una gran presión en la musculatura pélvica, lo que puede provocar debilitamiento de la zona con las consecuentes consecuencias negativas.
La edad también es un factor de riesgo para que el suelo pélvico se debilite.