El embarazo es una etapa donde se producen cambios importantes, tanto a nivel físico como emocional y la mujer se va a tener que ir adaptando a ellos durante los nueve meses de gestación.
A nivel físico, hay importantes modificaciones anatómicas y fisiológicas que pueden alterar su calidad de vida y bienestar.
 

CAMBIOS FÍSICOS:
El aumento de las mamas y el útero, va a provocar un desplazamiento del centro de gravedad hacia delante. Este descentramiento va a causar que algunos músculos, como el psoas o los isquiotibiales, se acorten. Esto a su vez provocará que se debiliten algunos músculos, como por ejemplo el glúteo mayor o el recto abdominal. Pueden aparecer también lumbalgias o pseudo ciáticas.
El aumento de los senos también puede provocar acortamiento de los pectorales, pudiendo causar dolor en cuello y cervicales.
Durante el embarazo la hormona relaxina aporta mayor elasticidad a las articulaciones (así la pelvis puede ir adaptándose al crecimiento del útero y del bebé) pero esto puede provocar mayor inestabilidad y dolor, sobretodo en la sínfisis del pubis y en las articulaciones sacro-ilíacas.
El suelo pélvico se puede debilitar por el aumento del peso del bebé y el parto y esto puede provocar problemas como incontinencia urinaria, prolapsos, entre otros.

 

¿QUÉ PASA EN EL PLANO EMOCIONAL?
El embarazo y la futura maternidad es, sin duda, un momento trascendental en la vida de una mujer. Aun siendo un embarazo buscado y deseado y sintiendo la máxima de las alegrías, la mujer no está exenta de poder sentirse abrumada en algunos momentos. Entender que la maternidad es una responsabilidad para toda la vida, puede provocar una montaña rusa en el estómago. Sentir que nunca más vas a ser la misma porque siempre va a haber un ser a tu lado que, irremediablemente, va a formar parte de ti, a veces puede ser una sensación muy intensa. Las prioridades van a cambiar, y para eso hay que adaptarse. Es un momento muy potente pero también puede ser un momento de mucha vulnerabilidad. Emociones como el miedo o la ansiedad pueden manifestarse durante la gestación, haciendo aflorar dudas tan lícitas como: “¿seré capaz de ser una buena madre?” o “¿Irá bien el parto?” Y si es un segundo embarazo, ¿”sabré atender a mis dos hijos/as?”
Y todo aderezado con un buen cóctel de hormonas que van subiendo y bajando el ánimo.





 

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